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Desaparecieron a la Gendarmería y la ruta del limón quedó otra vez a merced del narco

En el borrón y cuenta nueva de cada sexenio, un datos quedó olvidado en 2018: había una policía especializada en evitar que los productores agrícolas se vieran extorsionados, al igual que los transportistas que trasladaban las cosechas; otra vez ese escenario está presente

El limón incrementó su precio ante condiciones climáticas poco propicias, pero, también, debido al cobro de extorsión del narco a productores y transportistas. El regreso de este escenario es un efecto no previsto en la decisión de disolver la Gendarmería que se creó el sexenio pasado con el mando de Manelich Castilla Craviotto; este cuerpo policial estableció protección al ciclo productivo del fruto como estrategia para evitar delitos y para retirar una fuente de ingreso a los delincuentes que operan en Michoacán. Pero todo eso quedó sepultado con el borrón y cuenta nueva que significó la Guardia Nacional de la 4T.

La Gendarmería fue una oferta de campaña de Enrique Peña como candidato del PRI a la presidencia (2012), pero la idea de que sustituyera a la Policía Federal se desechó una vez que se valoró el efecto que eso traería consigo. Así, los gendarmes se integraron, como una división independiente, a la Policía Federal, aunque mantuvo el objetivo de desplegarse “ante amenazas contra la fuente de ingresos de las personas, relacionadas con los ciclos productivos”. Sitios turísticos vieron llegar a los gendarmes desde 2014, aunque pronto cultivos como el limón, la caña de azúcar y granos básicos pasaron a ser el objetivo central: los narcos estaban consiguiendo recursos frescos al amenazar a productores.

En ese sentido cabe recordar que Valle de Bravo, ante el aumento de delitos de alto impaco, fue el lugar de inauguración de la actividad de la Gendarmería y ese municipio, 6 años después, volvió a ser noticia ante una elección en la que la candidata que competía contra morena fue amenazada directamente por narcos.

En cuanto a los ciclos productivos claves de estados como Michoacán (que es donde actualmente se está encareciendo el limón), los gendarmes, policías jóvenes en su gran mayoría, cubrían desde 2015 los puntos en los que los Caballeros Templarios o la Familia Michoacana realizaban sus operaciones. Sin lograr la extinción de los grupos delictivos (no era su misión) la Gendarmería propició ciclos completos de comercialización del limón en los que el narco no impactó el costo del fruto al consumidor final.

La Gendarmería se apostó en las proximidades de los campos de cultivo y en los caminos que dan salida al limón desde Aguililla, Buenavista Tomatlán y Apatzingan. La Tierra caliente michoacana era una región bajo este esquema.

Tamaulipas y Sinaloa tuvieron despliegues similares para otros productos. En el caso del primer estado, diversos granos fueron escoltados especialmente en las áreas fronterizas. El esquema llegó a ser exitoso y empresarios de materias primas para la industria pesada pidieron ser incluidos. Los gendarmes escoltaban tráileres con el producto considerado estratégico a efecto de inhibir los retenes colocados por diferentes facciones del narco.

En su momento, el jefe de la Policía Federal Enrique Galindo (hoy alcalde de San Luis Potosí) y el mando superior de la Gendarmería, el ya nombrado Manelich Castilla que hoy es académico en el Instituto Nacional de Ciencias Penales, expusieron ante los consejos nacionales de seguridad pública que estas operaciones de escolta a producciones privadas eran estratégicas, pues significaban evitar delitos y, quizás más importante, retirar fuentes de entradas monetarias extras que resultan vitales a los delincuentes para pagar a sus pistoleros, halcones (vigilantes) y comprar autoridades locales.

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